Esos ejecutivos me han desplumado de la hostia,
y todavía me queda mucho tiempo hasta que haya
pagado mi deuda con la sociedad,
y yo lo único que siempre he querido hacer era
tocar la guitarra y tirar de las cuerdas haciendo rin-ton-tin-ton-tinoninoni.
Ya lo tengo,
seré hosco e introvertido,
me encerraré en el reino crepuscular
de mis propios pensamientos secretos,
me tumbaré de espaldas aquí hasta el amanecer
en un estado semi-catatónico,
y soñaré con notas de guitarra
que irritarían
al típico ejecutivo...
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