Divididos eran una banda muy ligada a la música tradicional sudamericana. El espíritu de su sonido era el Funk fisionado de ídolos por aquel entonces como Red Hot Chili Peppers o Faith No More, pero en su catálogo de fuerte fervor rockero y contestatario dejaban un espacio muy importante para la idiosincrasia argentina, las mil catarsis de su país de origen y para la particular re interpretación que de la lucha obrera se dio desde la música tradicional del subconsciente.
Comprendido lo anterior uno ya ve con menos sorpresa la gran importancia que para la banda argentina jugó ‘El Arriero’, versión de un histórico tema del mito del folk sudamericano Atahualpa Yupanqui,
un cantautor de tez agrietada y voz áspera como áspera es la verdad del
campesino en esas longitudes. El tema en sus manos tomó unos derroteros
inhóspitos, alejados no ya solo del quebranto vocal y la desnudez de la
versión original, sino también del Funk y el corte alternativo que por
entonces marcaban la pauta para el trío.
En
manos de Divividos “El Arriero” se transformó en una canción
definitiva, con un tono blues que reforzaba la desazón existencial de
aquel que ve pasar su vida mientras el patroncito se queda con el fruto
de su trabajo. “Las penas son de nosotros y las vaquitas, son ajenas” reza la canción y en la garganta de Ricardo Mollo
el lamento derrotado se vuelve protesta mientras los kilómetros
recorridos sin destino aparente comienzan a pesar en la conciencia del
que ve la situación desde la comodidad del hogar.
Evidentemente Divididos
ya eran una banda importante en su país de origen antes del lanzamiento
de su disco del año 1993, pero los aciertos encerrados en ese catálogo
de folclore mezclado con el ya entonces imperante sonido británico del
Rock latinoamericano les convirtió en un grupo con nombre dentro de la
escena internacional.
Divididos fueron en esos años, probablemente, una de las bandas más
interesantes de toda la escena rockera sudamericana. Y gran parte de ese
mérito corresponde a su magnífica interpretación de ‘El Arriero’, una canción que aún hoy día sigue poniendo los pelos de punta.
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