Mal Evans, fue uno más dentro de el panorama Beatles, sin duda....él fue de todo junto al cuarteto desde asistente para todo, chófer, guardaespaldas, montaba escenarios, de percusionista, toco el piano o como el road manager de The Beatles. Como George Martin fue sin duda el "Quinto" Beatles a Mal sin duda habria que otorgarle el "Sexto" Betales. Tenia más de dos metros de altura y por lo visto era tan grande como buena persona.
Tuvo la desgracia de ser abatido en su apartamento por
la policía un 5 de enero del año 1976.
En un estado depresivo, desalentado y sometido a fuerte medicación, discutió
con su colaborador John Hornie (con quien
estaba elaborando su autobiografía) y cogió un
rifle de aire comprimido, tras lo cual su novia avisó a la policía,
quien entró en el apartamento y le pidieron que bajara el arma, pensando que
era real. Medio grogy, Evans siguió
apuntando a los policías de Los Ángeles
(menudos son los policías de L. A.), quienes le
soltaron seis tiros, acertando cuatro.
Un maletín de Evans
con grabaciones no publicadas, fotos y memorabilia de los de Liverpool – y que
se vino a llamar como los archivos perdidos de
Mal Evans-, se perdió durante la investigación policial. En Junio de 2004 salió a la luz una noticia sobre
un turista inglés que había comprado en un mercadillo de Melbourne, Australia, Ciudad
Real, dicho maletín por 36
dólares, sin saber cuál era su contenido. En Agosto de ese año unos
expertos declararon que el contenido era un fake.
Pero el bueno de Mal (qué juego de palabras, ¿eh?) no viene aquí
sólo por haber cargado de un lado a otro el VOX AC
100 SDL de George Harrison, o por
haber afinado incontables veces el Hoffner 500/1
de Paul, o por montarle un montón de veces la batería a Ringo, sino que además participó en muchas grabaciones de los Beatles:
puso su voz en “Yellow Submarine”, tocó el órgano Hammond en “You Won’t See
Me”, la armónica en “Being for the Benefit of Mr. Kite!”, la pandereta en “Dear
Prudence”, la trompeta en “Helter Skelter”, hizo coros en “You Know My Name
(Look Up The Number)” y en la canción inédita “What’s The New Mary Jane” y
contó en voz alta los compases en los cortes de la canción “A Day in the Life”
(Evans fue también uno de los cinco pianistas que tocaron simultáneamente el
último acorde de esta canción). Aparte de eso, presentó a Badfinger a los Beatles, quienes los ficharon
para Apple.
Las complicaciones entre los integrantes del grupo se agravaban y la
separación ya era un secreto a voces. En ese contexto, Mal Evans pierde
protagonismo y se cree que el propio Paul, ocupado en otros menesteres,
lo degrada a su condición inicial. En su diario íntimo escribe cuánto le
costaba llegar a fin de mes. “Después de tantos años de trabajo sólo
tengo 70 libras en el banco”.
Es asesinado por el teniente Charles Higbie de la división de Homicidios y Robos del Departamento de Policía de Los Angeles”.
Venían siendo días complicados. Una nube de tristeza cubría su
vida. Mal estaba incontrolable y violento y en la misma noche en que
pretendió quitarse la vida, inesperadamente apuntó con el rifle al
policía que, alegando defensa propia, le metió cuatro balazos. Estaba
recién separado de Lily y trataba de darle forma a un libro
llamado “Living With The Beatles Legend”. “Mal Evans era más de Paul que de John”. El primero lo “ascendió”; el segundo le sacó la ficha y lo bardeó. Ninguno de los dos le dio un último adiós.
Había colaborado sin suerte con la banda Power Pop Badfinger, oriunda de Gales, y quiso dirigir el álbum de Keith Moon, Two Sides of The Moon, pero lo echaron por la mala calidad de las grabaciones. De Los Beatles se veía con Ringo para ser nada más que una agradable compañía de borracheras. Los oficiales le habían ordenado soltar la escopeta. Evans se negó. Los disparos lo mataron al instante. Harrison le donó 5.000 libras a la viuda y su hijo Gary.
Un maletín de Evans con fotos no publicadas y textos donde él reproducía diálogos con Los Beatles se perdió durante la investigación policial. ¿El famoso diario? Hay dos versiones antagónicas al respecto: que ese material era la madre de todas las biografías de los Beatles y que el supuesto diario, lejos de traer anécdotas sabrosas, no era nada del otro mundo.
“Mal era un gran oso adorable”, dijo Paul enterado de la mala noticia. “Si hubiera estado allí habría podido decir: ‘Mal, no seas tonto’. De hecho, cualquiera de sus amigos podría haberlo convencido sin transpirar una gota. Mal no era ningún loco”.
A su entierro no
acudió ninguno de los cuatro. Tan sólo Harry
Nilsson, que en esa época se apuntaba a un bombardeo.
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